Conciertos del Este

Punta del Este tiene su música

Sábado 1 de abril, 19:30 hs, Hotel del Lago Golf and Art Resort.

CUARTETO SURKOS (Chile), cuarteto de cuerdas, LIZA CHUNG (Corea), piano.

Programa:

Giacomo Puccini (1858 - 1924)
Crisantemi

Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791)
Cuarteto Nº 19 en Do Mayor K465
-Adagio-Allegro
-Andante Cantabile
-Menuetto Allegretto
-Molto Allegro

Intermedio

Robert Schumann (1810 - 1856)
Quinteto Op. 44 en Mi bemol Mayor
-Allegro brillante
- In modo d' una Marcia. Un poco largamente.
- Scherzo. Molto Vivace
-Allegro, ma non troppo


Cuarteto Surkos
David Nuñez, violín I
Marcelo Pérez, violín II
Pablo Salinas, viola
Francisca Reyes, violonchelo

Artista invitada:
Liza Chung, piano


Cuarteto Surkos

DDesde su creación en el año 2009, el Cuarteto Surkos ha tenido una constante participación en la vida musical chilena. Su presencia en las temporadas de conciertos de la Pontificia Universidad Católica, de la Universidad de Chile y de La Universidad San Sebastián, se han caracterizado por programas que van desde Haydn hasta la música contemporánea. También han participado en los distintos festivales de música contemporánea de Chile y en el encuentro de compositores organizado entre otros por el Goethe Institut. En los festivales de música contemporánea, no sólo ha interpretado a compositores actuales, sino que también ha incluido en su repertorio obras del pasado reciente tales como los cuartetos de Sergio Ortega y Jorge Peña Hen. También han incursionado en el terreno del cruce entre música "docta" y popular, interpretando "The Julliet Letters" de Elvis Costelo y colaborando con las cantautoras Magdalena Matthey y Paz Court. Recientemente ha sido calificado por la crítica como uno de los mejores cuartetos del País.

Esta agrupación se ha destacado también por sus giras nacionales e internacionales en las que también han tenido una importante participación en la educación instrumental de los niños y jóvenes provenientes de los lugares que el cuarteto ha visitado.

Durante los años 2015 y 2016, Surkos ha publicado dos discos de música; uno dedicado a los cuartetos del compositor Fernando García, en la categoría de música docta contemporánea, y otro del compositor Fernando Allendes, el cual hace una fusión entre lo docto y el jazz, quien utiliza esta conformación para emular una big band y la mezcla con el tradicional trío jazz. Para el año 2017 Cuarteto Surkos se encuentra en vísperas de grabar el primer registro sonoro de los primeros cuartetos de cuerda escritos en América, atribuidos al compositor arequipeño Pedro Ximénez de Abrill y Tirado, obras que el cuarteto estrenó en tiempos modernos en la ciudad natal del compositor.

Prensa

"La estudiada, inspirada y muy consciente versión del Surkos mostró que la inclusión de estas músicas ajenas está muy lejos del pastiche, como a veces se piensa: los temas se convierten en auténtico germen, variado y reelaborado en tres movimientos que se tocan sin interrupción, y que dan cuenta de hasta qué profundidades llegó el genio de Schnittke y cuánto sentido tiene su tan mentado poli estilismo."
-Gonzalo Saavedra, El Mercurio, Jueves 28 de junio del 2012.

"Desde su surgimiento a comienzos de esta década, el Cuareto Surkos se ha posicionado como una de las principales agrupaciones de cámara del país. Esto por el altísimo nivel técnico de cada uno de sus integrantes, el cohesionado y soberbiamente trabajado sonido conjunto, y por su irrestricto compromiso por la difusión de nuevos repertorios. Siempre pensando en desafíos mayores."
-Álvaro Gallegos, Radio Beethoven, Sábado 3 de septiembre del 2015.

"Ante un repleto Teatro Municipal, la Escuela República de Croacia festejó el jueves sus 59 años, con una velada de gala, que contó con la participación especial del cuarteto de cuerdas Surkos. El destacado conjunto nacional, integrado por David Núñez, Marcelo Pérez, Pablo Salinas, y Francisca Reyes, además de deleitar a los asistentes con un variado repertorio, realizó durante la tarde, una clínica instrumental con estudiantes."
-Prensa Austral, Sábado 31 de octubre del 2015 www.laprensaaustral.cl/espectaculos/cuarteto-surkos-estrenara-suite-de-profesor-magallanico/

"El Cuarteto Surkos se presentó ante un foyer del Teatro Regional de Rancagua repleto de público, todos quienes pudieron disfrutar de un concierto íntimo, para lo cual este aplaudido ensamble preparó un repertorio especial para la ocasión. Tras su actuación, el público presente les brindó un fuerte y repetido aplauso por tan brillante interpretación. En la oportunidad, no fueron menos los que agradecieron el poder disfrutar un espectáculo de tal nivel."
-La Noticia Online, lunes 21 de marzo 2016.

"El cuarteto de músicos chilenos Surkos, desarrolló una pequeña gira en la región de Arequipa, con tres conciertos en los que destacaban las piezas del compositor arequipeño Pedro Ximénez. Pedro Ximénez, fue un gran músico arequipeño del siglo XIX, dedicó parte importante de su carrera a escribir música instrumental y sinfónica poco desarrollada en general en América Latina. Las partituras que Surkos interpretó nunca se habían escuchado, por esta razón la presentación de Surkos en Arequipa se constituyó en un gran estreno."
-Embajada de Chile en Perú, Lima 22 de julio 2016.

Liza Chung, pianista invitada (Corea)

Liza Chung nació en Corea y se formó en Chile, Europa y Estados Unidos. Ofreció recitales desde los 14 años, apareciendo con regularidad como solista junto a diversas orquestas. En su repertorio podemos encontrar desde piano solista, pasando por la música de cámara y con acompañamiento orquestal. Su participación en música de cámara ha sido extensa, siendo elogiada por músicos de fama mundial. Ha actuado en diversos festivales a nivel mundial como Norfolk Chamber Music Festival (E.E.U.U.), Festival de San Miguel de Allende (México) y Festival Internacional de Ushuaia (Argentina). También ha actuado como solista invitada de la Sinfónica de Chile, la Orquesta de Cámara de Valdivia, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón y otras. Desde 2006 es profesora de la cátedra de piano y música de cámara en el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde actualmente es coordinadora de ambas cátedras. Desde entonces, reparte su tiempo entre la docencia y sus actividades como concertista en piano.


Crisantemi. Giacomo Puccini.

En la primavera de 1889, Puccini estrenó su segunda ópera, Edgar, en La Scala de Milán. Inmediatamente se dispuso a buscar un tema para su siguiente trabajo, que resultaría ser Manon Lescaut. Pero en enero de 1890 murió el segundo hijo del rey Víctor Manuel II, Amadeo de Saboya, duque de Aosta y fugaz rey de España. Sorprendido y alterado por el luctuoso acontecimiento, Puccini compuso, en una sola noche, un sencillo cuarteto de cuerdas al que llamó Crisantemi, plantas asociadas a los ritos funerarios. Título convincente para la que se ha convertido en la más renombrada de las obras instrumentales de un compositor conocido principalmente por la docena de óperas que compuso.

Aunque a Giacomo Puccini se le conoce fundamentalmente por las óperas que compuso, en su catálogo hay además varias obras sacras, unas veinte canciones, dos cantatas y muchas piezas instrumentales, que en el marco de la música de cámara se concreta en una pieza para violín y piano (La sconsolata), y varias obras para cuarteto de cuerdas, entre las que se encuentra Crisantemi. Pero como buen compositor de ópera, Puccini la utilizó como acompañamiento de la muerte de Manon, en la ópera Manon Lescaut, estrenada tres años después.

Posee una rica melodía, sin embargo su austera expresión marca el ambiente triste de la pieza desde el principio, por lo que además de ser representada en las salas de concierto en su versión orquestal, se utiliza habitualmente en funerales en la versión original para cuarteto de cuerdas.

Cuarteto de Cuerda nº 19 en Do 'Disonante', K. 465

El Cuarteto de cuerdas n.º 19 en do mayor, K. 465, de Wolfgang Amadeus Mozart, conocido como Cuarteto de las disonancias debido a su inusual introducción breve, es quizá el más famoso de sus cuartetos. Es el último de la serie de los Cuartetos dedicados a Haydn, compuestos entre 1782-1785 en honor del compositor y amigo de Mozart: Joseph Haydn, considerado generalmente como el «padre del cuarteto de cuerda».

De acuerdo con el catálogo de obras de Mozart, fue iniciado el año anterior y completado el 14 de enero de 1785.

Consta de cuatro movimientos:
Adagio-allegro.
Andante cantábile (en fa mayor).
Menuetto. Allegro (en do mayor, trío en do menor).
Allegro molto.

El primer movimiento se inicia con un siniestro y silencioso pasaje en el violonchelo, al que se unen sucesivamente la viola (con un la♭ que se desplaza hacia un sol), el segundo violín (un mi♭) y el primer violín (con un la), creando así la «disonancia» en sí misma y esquivando por poco una disonancia aún más grande. Esta carencia de una armonía y de una tonalidad claramente delimitadas continúa a lo largo de la introducción lenta antes de resolver en el brillante do mayor de la sección de Allegro del primer movimiento, que está en forma sonata.

Mozart comienza a usar escalas cromáticas y de tonos enteros para trazar intervalos de cuarta. Las líneas con forma de arco que hacen resaltar las cuartas del primer violín (do-fa-do) y del violonchelo (sol-do-do'-sol') están combinadas con líneas que recalcan los intervalos de quinta del segundo violín y de la viola. En torno a la barra de compás que divide los compases segundo y tercero del ejemplo puede apreciarse en el segundo violín. En su Cuarteto de cuerda n.º 18 (KV 464), tales suspensiones de cuartas son muy prominentes.

El segundo movimiento esta en forma sonatina, es decir, carece de sección de desarrollo. Acerca de la coda de este movimiento, Alfred Einstein escribe que «el primer violín expresa abiertamente que parece estar oculto bajo el diálogo del tema subordinado».

El tercer movimiento es un minueto y trío, con el exuberante carácter del minueto oscuecido en el do menor del trío. El último movimiento está escrito también en forma sonata.

Quinteto para piano y cuerdas en Mi bemol mayor de Schumann

No es solo una de las obras maestras de su autor, sino que es una obra clave dentro de la historia de la música por ser el primer quinteto para piano y cuarteto de cuerdas. Hasta entonces los quintetos con piano solían incorporar el contrabajo, como es el caso del Quinteto de La trucha de Schubert. Pero además, es una obra que invita a la imaginación y a cierta mitomanía sólo de pensar en los ilustres nombres que con ella se relacionan: fue Mendelssohn, ni más ni menos, quien lo tocó por primera vez el 6 de diciembre de 1842 en una interpretación privada –el estreno oficial fue el 8 de enero de 1843–. En febrero de 1843, Wagner tuvo la oportunidad de escucharlo y le escribió una elogiosa carta a Schumann, algo que no ocurrió cuando Berlioz lo hizo poco tiempo después mostrándose algo indiferente. No podía faltar en esta reunión de genios de la música, Liszt, quien con motivo de esta obra tuvo un cierto desencuentro con el compositor en 1848. El húngaro habló de la obra de manera despectiva, criticándola por la supuesta influencia de Mendelssohn en ella, algo muy poco adecuado teniendo en cuenta que Mendelssohn había muerto el año anterior y que Schumann sentía un gran aprecio por él.

El Quinteto op. 44 está estructurado en cuatro movimientos el primero de los cuales es un “Allegro brillante” en forma de sonata. El primer tema comienza de manera simétrica con cuatro acordes de blancas que llenan los dos primeros compases, seguido de una segunda frase de negras en los dos siguientes. A continuación viene un breve pasaje muy modulante, de gran complejidad armónica, que genera cierta incertidumbre, pero es solucionada con la repetición del tema principal. Una reaparición que ahora inspira un pasaje mucho más calmado y luminoso gobernado por la dominante. El piano anuncia el segundo tema que entonan primero el cello y luego la viola en su inversión. Schumann reedita aquí la clásica oposición entre un primer tema más agresivo y un segundo más lírico que hace pensar en Schubert. Destaca al final de la exposición la cita que Schumann hace de Bach y su aria “Es ist vollbracht” de La Pasión según San Juan.

El siguiente número es de los más sobrecogedores en la obra de Schumann. Se trata de una especie de marcha fúnebre que se inicia en do menor pero que va evolucionando a tonalidades mayores. Sigue una estructura bastante simétrica en forma de lied con una sección central marcada como agitato. La marcha destaca por esos sobrecogedores silencios que contribuyen a darle un tono pensante. En contraposición, el legato de la segunda parte en Do mayor no tiene un aire doliente como cabría esperar, sino que supone una especie de contrapeso anímico. La sección central está en Si mayor y rompe con el tempo lento que preside el resto del movimiento. Salvando las distancias, recuerda un poco al contraste que impone Schubert en la sección central del adagio de su Quinteto para cuerda D. 956. Tras dicha sección central se repite simétricamente la marcha, ahora en Fa mayor y con unos persistentes arpegios en el piano.

El “Scherzo” comienza con un optimista recorrido de tres octavas por la tonalidad de Mi bemol, una idea sencilla que le sirve para construir toda la sección inicial. Contiene dos tríos, el primero de ellos en Sol bemol mayor, recae principalmente en el primer violín, segundo violín y viola, mientras que el piano se limita al acompañamiento. El segundo trío comienza en La bemol mayor y es una especie de perpetuum mobile en el que se van relevando los distintos instrumentos.

La simetría formal de los dos movimientos anteriores contrasta con la complejidad y originalidad del “Allegro ma non troppo" final. Se suele analizar siguiendo la forma de rondó o la forma de rondó-sonata pero difícilmente se pliega a un esquema formal rígido, sino que sigue una estructura bastante libre. El tema principal es puro Schumann: tras confundir con un inicial do menor, pronto queda establecida la tonalidad de Sol mayor que da inicio al movimiento, si bien la tonalidad principal será el Mi bemol. El piano martillea la melodía sobre el trémolo del resto de la cuerda, dando cierta dimensión sinfónica a este inicio. A partir de aquí Schumann desarrolla toda una serie de ideas secundarias que va combinando con maestría. Destaca el empleo del contrapunto con la construcción de dos fugatos –dobles fugatos en realidad–, el segundo de los cuales es preludiado por una grandilocuente secuencia armónica que concluye en un acorde de séptima dominante –Si mayor– al que sigue un calderón sobre el silencio. Este segundo fugato, más monumental, es el que provocó el desafortunado comentario de Liszt definiéndolo como “Leipzigiano” en relación a Mendelssohn. Sin embargo, es una muestra más de la creatividad de Schumann, especialmente hábil a la hora de intercalar pasajes contrapuntísticos en sus obras, jugando con cierto toque académico dentro de una forma marcada por la libertad.

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